El 3 de abril de 1973 el ingeniero de Motorola, Martin Cooper logró la primera llamada realizada desde un dispositivo móvil, pero pasaron más de dos décadas para que el mundo se diera cuenta de loo que significa tener un teléfono sin cables.
Cooper efectuó la llamada desde la Sexta Avenida de Nueva York, antes de ingresar al Hotel Hilton para ofrecer una conferencia de prensa donde haría público su invento. Su interlocutor fue Joel Engel, investigador de Bell Labs en la compañía AT&T, que era competencia directa de Motorola, para decirle que le estaba hablando desde un teléfono móvil.
La revista Popular Science señaló en un artículo escrito por aquella fecha: “Por un segundo, el teléfono –un aparato portable y computarizado, del tamaño de un walkie-talkie– se conectó silenciosamente con una terminal instalada en otro edificio. Luego se escuchó un tono telefónico familiar, y comenzó el marcado de los números, lo que permitió completar la llamada”.
El proyecto demandó 15 años de investigación y una inversión de unos 150 millones de dólares. Ya convertido en celebridad, Cooper reconoció que se inspiró en el comunicador de la serie Star Trek para emprender el desarrollo del modelo que dio origen a la patente.
Lo curioso es que debieron transcurrir 10 años para que el Motorola DynaTAC 8000X obtuviera la licencia comercial y saliera a la venta. El precio de esta pieza de 790 gramos que hoy se exhibe en un museo era de 3.995 dólares. A un año de su lanzamiento se vendieron 900 mil equipos, cantidad que preveían alcanzar recién en el año 2000. La causa del atraso de la comercialización de los aparatos se debió a las trabas que la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC por sus siglas en inglés) le imponía a Motorola para concesionar las frecuencias que le permitieran operar el espectro radioeléctrico.
El permiso extendido por la FCC comprendía sólo a los teléfonos que en aquellos años, se usaban desde un automóvil, no a los portátiles. Debido al peso de los primeros equipos, sólo era posible usarlos desde un rodado.
Cooper defendió e intentó hacer entender que la revolución celular pasaba por la portabilidad y que los automóviles eran el pasado. Para que su idea fuese aceptada, tuvo que convencer a los directivos de Motorola, que eran escépticos respecto a este concepto. Finalmente el tema quedó resuelto en 1983, fecha en la que se montó la primer red celular analógica que unía Washington con Baltimore.
El funcionamiento de aquella primitiva tecnología móvil era bastante simple. Al pulsar el botón rojo del tono, la unidad envía una señal a las antenas receptoras instaladas en la zona donde se encontraba el usuario del teléfono. Para aquellos primeros años, cada antena receptora cubría alrededor de 15 manzanas a la redonda. Estos pulsos eran enviados a una central procesadora, la que se encargaba de seleccionar el mejor canal para concretar la llamada. A medida que el usuario se desplazaba por las calles, la central trasladaba la señal de una antena a otra, para sostener la continuidad de la señal.
radiosantafe.com
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